Flotaban orgasmos bajo el sol ~

Desconfío de la felicidad completa, me parece un estado anímico no sólo bastante tramposo, sino que también es efímero.
A veces me siento en la ventana y pienso durante horas mirando el cielo. Eso me provoca paz.
Pienso en las mil millones de sonrisas por minuto. Porque no también, en la muerte, y en la vida nueva…
Pienso en un universo entero cerrando los ojos y sometiéndose a la voluntad ajena, a la revolución de los locos… Y en la cantidad gente obsecuente, que sólo trabaja para su propio interés.
En el miedo que me da el silencio. En diálogos de películas increíblemente estupidos, y en aquellos que a mí parecer son obras maestras.
Bruce Willis diciendo en Fast food Nation: “Es un triste hecho de la vida Don, pero la verdad es que todos tenemos que comer un poco de mierda de vez en cuando.”
Horacio Roca diciéndole a Ester Goris en Eva Perón: "Si Ud. hubiera sido obediente con los poderosos de este país, nadie hablaría hoy de su pasado. Pero Ud. les sublevó a los humildes y eso no lo van a perdonar nunca. Son miserables. Le responden a su pasión con chismes de letrina. ¿Sabe Señora?, compartimos la misma suerte: ser puto, ser pobre y ser Eva Perón, en este país despiadado, es la misma cosa"
Pienso en cada una de las cosas que me pegan fuerte.
¿Soy obsecuente? ¿Soy real? ¿Soy revolucionaria? ¿Soy diferente? ¿Debería regalar 100 sonrisas por minuto?
Porque yo lo veo estupido. Es decir… Decimos que el amor está desvirtuado porque muchos usan el término “te amo” con cualquiera que conocen y entablan un mínimo diálogo simpático.
¿Y el término felicidad? Sonreír por cualquier pelotudez ¿no es también desvirtuar la alegría? Yo me siento plena para sonreír cuándo quiero a alguien, esa sonrisa me provoca algo, me provoca una cosquilla en la panza que me da cierto estado placentero, y me hace sentir real.
¿Sonreír por cualquier pelotudez no implica obsecuencia?
Quizás suene descolocado, pero a lo que voy es que muchas veces escucho cosas que no me gustan, que me parecen verso y me suenan mal... Y sin embargo sonrío, porque si dijera todo lo que pienso no quedaría nadie a mí alrededor. Si discutiera todo lo que creo que es ridículo y no sonriera simplemente… sonaría combativa y un poco densa. Entonces me rindo ante la obsecuencia para no caer en conflictos innecesarios.
Así que a veces soy falsa, a veces hostil. Pero otras tantas muy real, y de ese modo, muy feliz.
Yo también como mierda a veces, pero peleo guerras ajenas para no sentir que traiciono mis principios. Después de todo, soy humana.
No, no creo en la felicidad absoluta… creo en las pequeñas cosas que me cambian la vida. Y ruego a Dios que nunca me ocurra lo que le pasa al hombre de “El axolotl”.
No quiero ser cómo todos aquellos que de tanto mirar se convierten en lo que están viendo.